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6 Lecciones de longevidad de Japón: Los secretos de los niños más saludables del mundo

  • Aussie Girl
  • 23 oct 2015
  • 5 Min. de lectura

Si tuvieras el control completo para programar una vida larga y vigorosa, podrías empezar por escoger haber nacido en Japón.

Este país tiene la “expectativa saludable de vida” más alta en el mundo, con los niños y niñas japoneses con esperanza de vivir hasta los 73 años sin ninguna enfermedad o discapacidad importantes, de acuerdo a un reciente estudio publicado en The Lancet. Su esperanza de vida en general está en sus 80.

México ni siquiera están entre los primeros 10 lugares, ya que un niño mexicano nacido en 2013 se espera que disfrute de buena salud hasta aproximadamente la edad de 65 años y viva 76, en promedio.

Pero ¿qué pasa con Japón que lo hace tal centro de bienestar? Es una pregunta que Naomi Murayama y su esposo William Doyle se proponen investigar en su nuevo libro “Secretos de los niños más saludables del mundo: Por qué los niños japoneses tienen las vidas más largas y saludables; y cómo los tuyos pueden tenerlas también”.

"La forma en que la gente japonesa come y se mueve les da una importante longevidad y una ventaja de salud”, dice Moriyama, quien creció en Japón y ahora vive en Nueva York.

"En comparación con otros países desarrollados, las personas japonesas en promedio comen menos calorías al día, y en un patrón más saludable: más pescado, más productos vegetales, menos carne y lácteos, postres más pequeños y porciones más razonables”.

Aquí te mostramos seis lecciones de Japón que tu familia puede adoptar para mejorar su salud:

1. Escoge comidas con menos ‘calorías por bocado’

Una comida típica estilo japonés es un pequeño tazón de arroz, un tazón de sopa miso y tres guarniciones servidas en pequeños platos o tazones: una porción de pescado, carne o tofu de tamaño modesto y dos guarniciones basadas en vegetales, dice Moriyama.

Ella no sugiere que comiences a preparar cocina auténtica japonesa, pero sí alienta a hacer ajustes hacia “patrones de comida familiares estilo japonés”.

Disfruta de más frutas, vegetales, granos enteros y pescado, los cuales son más bajos en densidad calórica. Consume menos comidas procesadas y artículos con calorías excesivas o azúcares añadidos.

2. Practica un 'control flexible'

La restricción severa de la comida o la “demonización de la comida” no son parte del estilo de vida japonés. A los niños se les alienta a disfrutar golosinas y snacks, pero en las cantidades y frecuencias correctas, dijo Moriyama. La comida es servida en platos más pequeños, y es muy raro el “super-sizing”.

"Somos fuertes creyentes del ‘control flexible’ cuando se trata de comidas menos saludables, lo cual es un patrón cultural japonés”, dijo Moriyama.

"Adelante, disfruta de la pizza, helados, galletas o frituras con tu familia de vez en cuando, nosotros ciertamente lo hacemos. Sólo mantén las porciones más pequeñas y menos frecuentes dentro de tu casa”.

Para evitar las tentaciones, no tengas grandes bolsas de papitas y tinas de helado dentro de la casa.

3. Pásame el arroz

El arroz húmedo y esponjado que sigue siendo una constante en la cocina japonesa y de otros países asiáticos es súper llenador y desplaza a opciones menos llenadoras como el pan seco, dice Moriyama.

"A menudo escuchas que el arroz blanco tiene un ‘alto índice glicémico’, ‘eleva tu nivel de azúcar en la sangre’ y conduce al aumento de peso. Pero de hecho, los expertos no están de acuerdo en si es que el índice glicémico tiene algún valor al evaluar los alimentos para personas no diabéticas”, agregó.

"El sushi por ejemplo, no es un alimento altamente glicémico porque el arroz está mezclado con otros alimentos como pescado, vegetales y alga marina. Y consumir esas comidas mezcladas es la forma en que las personas japonesas usualmente comen arroz, por lo que cualquier ‘impacto glicémico’ negativo es minimizado o eliminado”.

Ella y Doyle están de acuerdo con la mayoría de los expertos, quienes sugieren que el arroz integral es mejor porque tiene más nutrientes.

4. Empieza a caminar

Los japoneses tienen la actividad física integrada a sus vidas desde una edad muy temprana.

Más del 98 por ciento de los niños japoneses caminan o van en bicicleta a la escuela, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud.

Esto significa que la mayoría de los niños japoneses están cumpliendo con las recomendaciones para niños de tener 60 minutos de actividad física de moderada a vigorosa por día simplemente caminando hacia y desde la escuela, apuntó Moriyama. Establece un hábito de ejercicio regular para toda la vida.

Si renunciar al transporte a la escuela no es una opción realista para tus hijos, encuentra otras formas de movilizarlos.

"Esta es la sugerencia más fácil de todas: Apaga tus dispositivos electrónicos durante una hora en la noche, sal y haz una marcha rápida ligera junto a tu familia, sin excusas”, aconseja Moriyama.

"Los beneficios de salud para los niños… son tremendos”.

Planea una hora de actividad física la mayoría de los días de la semana.

5. Sé la autoridad de estilo de vida de tus hijos

Uno de los temas más fuertes que surgieron de la investigación de Moriyama es que los alimentos escogidos, probados y disfrutados juntos en el hogar son unos fuertes predictores de un estilo de vida saludable de un niño más adelante en la vida.

Los padres japoneses inspiran a sus hijos desde la infancia para intentar disfrutar una gran variedad de frutas y vegetales. Los niños a menudo comen juntos con su familia como un ritual regular.

En vez de ser padres “autoritarios”, quienes prohíben el azúcar o dicen cosas como: “termina todo lo que está en el plato o no va a haber helado para ti”, los japoneses luchan por ser padres “con autoridad”, dijo Moriyama. Ellos modelan la alimentación saludable y no reaccionan exageradamente cuando un niño rechaza una comida nueva o no se termina todo lo que está en el plato.

6. El poder del almuerzo

Las escuelas japonesas convierten a los niños en “foodies saludables” con la ayuda del famoso programa de almuerzos escolares del país, dijo Moriyama.

A partir de la escuela primaria, a los niños les sirven una comida de media mañana de platillos muy saludables que a menudo son preparados con alimentos localmente producidos y recién preparados en las mismas instalaciones. Si a los alumnos no les gusta el almuerzo, mala suerte. Opciones de comida no saludable simplemente no están disponibles.

"De esta forma, créeme, aprenden a que les gusten las opciones saludables y deliciosas que se les ponen enfrente”, anotó Moriyama.

Los niños ayudan a preparar y servir el almuerzo; y la educación alimenticia es parte del plan de estudios. Los alumnos visitan granjas locales y aprenden acerca de nutrición, cocina, buenos modales en la mesa y habilidades sociales. Todo esto pone a los niños en un camino de hábitos saludables para toda la vida.

"La lección para los padres en otras partes del mundo es: Usualmente no puedes influenciar lo que tu hijo coma de almuerzo en la escuela, pero puedes ser su guía e inspiración para el desayuno, comida y cena”, concluyó.

Con información de: A. Pawlowski/TODAY

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